Hace años en una rueda de prensa le preguntaron a
Zac Efron si tenía miedo de que
Robert Pattinson le quitara su hueco en el estrellato, y vino a decir que para nada. Pues bien, cinco años después
podemos comprobar que parece que hay vida para el señor Pattinson más allá de su personaje Edward Cullen, mientras que el joven actor californiano parece haber quedado atascado en el instituto.
“Bel Ami, historia de un seductor” es otra prueba de ello. El filme está basado en la novela homónima de 1885 escrita por Guy de Maupassant, que nos cuenta la vida de Georges Duroy, un joven apuesto y sin escrúpulos, llega a Paris procedente de Argelia, donde ha pasado dos años movilizado con el ejército. Su gran atractivo físico y encanto personal pronto comienzan a abrirle puertas. Cuando toma conciencia de sus posibilidades, sus aspiraciones crecen y su ascenso se precipita de manera tan vertiginosa como su actitud moral se degrada. La maquinación y la seducción lo elevaran hasta el lugar que ha decidido le es propio: las más altas esferas de la sociedad parisina.
El reto es si estará a la altura de las estrellas con las que se rodea y que encima están acostumbradas a películas de época,
y resulta contra todo pronóstico que sale airoso. El motivo es obvio, es mejor actor que Efron, pero además
sabe jugar las bazas de su físico, y no teme mostrarse desnudo. Así que están de enhorabuena los amantes de este actor
porque podrán ver escenas tórridas de verdad, con desnudos posteriores completos, y no que parezcan sacadas de una telenovela barata como el caso de “
Cuando te encuentre”.
El británico consigue dar réplica a grandes estrellas y estar en un reparto de los de quitarse el sombrero
como por ejemplo Uma Thurman, Kristin Scott Thomas, Christina Ricci y se enfrenta a pesos pesados masculinos como
Colm Meaney.
En cuanto al argumento “Bel Ami” se enroca y
se inspira en otras películas como “Las amistades peligrosas” o “Barry Lyndon”, ya que Georges Duroy es un tipo que medra por su físico relegando sus principios morales a un segundo plano. Además,
veremos como aparca a un lado la lealtad y la amistad para dejarse llevar por la ambición, aunque obviamente no está a la altura ya que son obras maestras del cine. Estamos ante un filme acertado y correcto,
ya que aspectos formales como fotografía, vestuario y ambientación están muy cuidados, menos no podemos pedirle. Además, tiene momentos muy logrados como la secuencia de la cena.
El principal pero de esta ópera prima dirigida por Declan Donnellan y Nick Ormerod lo encontramos en su narrativa deslabazada y desestructurada. El filme parece estar planteado como un gran flashback, el problema es que sus realizadores dejan indeterminado el momento desde donde están narrando los recuerdos de Duroy, porque encima es una secuencia que introducen dos veces, una en la apertura y otra tras un tercio de metraje, con lo que da lugar a confusión en el espectador y no cierran certeramente el puzzle, creando un falso final feliz que genera más confusión. Así que a la salida cada uno saldrá con una versión de lo que nos han querido contar. Encima tienen actores con un físico potente como Ricci o Pattinson, parece que les da reparo recrearse con sus desnudos, no se les ve cómodos a los realizadores, así que no acaban de encontar el punto adecuado de seducción con el espectador. Salvo por estos pequeños óbices, la valoración general es que estamos ante una buena película de época, que le encantará a los admiradores de Robert Pattinson, y al resto les servirá para recuperar a grandes actrices como Thurman o Ricci, aunque no está a la altura de sus referentes.
Frases destacadas:
Charles Forestier: París rebosa de dinero. París está podrida de dinero.
Madeleine Forestier: Insisto en ser libre.
Monsieur Rousset: Vamos a derrocar el gobierno con una palabra.
Madeleine Forestier: Quieres ser el hombre que derrocó al gobierno o ser un tonto.
Monsieur Rousset: Soy tan poderoso como el Rey, pero no tan rico.
Virginie Rousset: ¿Está intentado seducirme en una iglesia?
Georges Duroy: Yo soy al que se jodía todo el rato.
Georges Duroy: No basta con ser querido.
Georges Duroy: He visto morir a un hombre y ahora voy a vivir.