Pobrecito tan cansado él, ya se quería ir. El periodista se refería a
que esa sería la última nota que él le haría y Rob se ilusionó con que
se iba a casa.
Estaba esperando que pongas tus manos en tu cabello
Una, solo una.
Sería como un regalo de despedida para mí.
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¿Qué darías por poder ser capaz de salir y no ser reconocido?
Rob: Yo no daría nada.
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